Represión contra los trabajadores

El gobierno nacional de CFK, el Provincial de Scioli, la burocracia sindical de Moyano y Daer y la patronal llevan a cabo plan contra los trabajadores y la izquierda: represión, heridos y detenidos

No se permitirá que nadie por fuera de la burocracia sindical dirija una lucha de los trabajadores. No habrá reclamos que hagan peligrar la “paz social” a palos impuesta por los gobiernos nacional y provincial y no se permitirá que nadie gane a expensas de las grandes patronales un aumento decente ni condiciones de trabajo dignas.El Ministerio de Trabajo anunció en horas de la mañana del viernes 25 de septiembre que la burocracia de la Alimentación dirigida por el “Gordo” Daer y su hermano, otrora jefes de la CGT y la patronal de Kraft-Terrabusi llegarían a un acuerdo a las 17 horas. A las 16 horas los destacamentos de la Policía Provincial fueron reforzados al interior y exterior de la planta ocupada por algunos de los 160 despedidos y sus simpatizantes. A las 17.15 horas la patronal de Volkswagen, justo enfrente de Terrabusi terminó de cerrar sus puertas después de enviar los operarios a sus casas por expreso pedido del gobierno.A la hora fijada, 17 horas, el gobierno, la patronal y la burocracia sindical anunciaron el acuerdo que mantenía las “Fuentes de trabajo” pero no reincorporaba a los despedidos. A las 17.20 hs. Ejecutivos del Ministerio de Trabajo que aun estaban en la planta se retiraron. A las 17:31 PM comenzaron los disparos de balas de goma y los gases lacrimógenos en el interior de la industria. Unos minutos después comenzó la represión de la infantería contra los manifestantes que apoyaban a los ocupantes, en su mayoría militantes de izquierda y organizaciones sociales. La infantería fue seguida de los “rifleros” de balas de goma y un destacamento de caballería.La semana había comenzado con declaraciones del titular de la CGT, Hugo Moyano, acusando a los trabajadores de Kraft-Terrabusi de estar dirigidos por “la ultra izquierda” indicando que no harían nada por ayudarlos. Daer, enfrentado con Moyano en la CGT, se unió sin embargo a este al acusar también a los dirigentes y activistas de la alimentación como “extremistas”. Estos discursos recordaron a algunos los mensajes de la burocracia sindical en los 70 en donde se acusaba a dirigentes sindicales clasistas y activistas y que preparaba el terreno para que el terrorismo de estado de la Triple A los asesinara. La patronal de Kraft puso su grano de arena exigiendo la represión y chantajeando que, si no, se iría del país.La UIA, Cámara de Comercio y otras organizaciones patronales se apresuraron a dar su apoyo a los dueños de Kraft y exigieron “mano dura” con los trabajadores.Todo estaba preparado y decidido. La trampa comenzó a cerrarse a las 17.31 PM del viernes con la carga policial, violenta y sangrienta. Las balas impactaron en los cuerpos de huelguistas y quienes se solidarizaban con ellos; los gases cayeron en exceso contra los manifestantes, algunos de cuales sufrieron asfixia y colapsos. La infantería con sus bastones y la caballería con látigos y usando los animales como armas terminaron la faena.Hasta ahora hay 20 heridos, cinco de los cuales, entre los manifestantes, tuvieron que ser hospitalizados. Muchos heridos más fueron ayudados a retirarse y a atenderse por su medios, por lo cual nadie los cuenta. Se han dado números de más de 70 detenidos, aunque se estima que el numero es superior.Los detenidos afuera de la fábrica eran arrastrados al interior de la planta donde permanecieron “detenidos” por horas sin permitírseles contactar a sus abogados, en una verdadera reedición de los campos “de reunión de prisioneros” que se realizaban en algunas plantas industriales durante la dictadura y aun antes que ella, bajo el gobierno de Isabel Perón.El blanco principal de esta escalada fue la Comisión Interna de Terrabusi, parte de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), orientada por el Partido Comunista Revolucionario (PCR), y todo activista de izquierda que estuviera fuera o dentro de la fabrica.Esto marca un cambio cualitativo en la conducta de los gobiernos, la burocracia sindical y las patronales industriales en los cordones industriales, ya que este tipo de represión concertada y acordada, y con este nivel de violencia, no se había visto en los últimos años en conflictos de grandes fábricas. Todos se sacaron las caretas.Mientras tratamos de organizar un vasto movimiento de solidaridad con los presos y los despedidos de Terrabusi, exigiendo la libertad inmediata de los últimos y la reincorporación de los primeros, es necesario que la izquierda, los activistas y dirigentes clasistas y los gremios y comisiones internas democráticas no solo se pronuncien, sino que comiencen un amplio debate para evitar y sortear trampas como esta en el futuro inmediato.En esta lucha hay que desenmascarar a la oposición burguesa que se haga la sorda, muda y ciega mientras el gobierno apalea trabajadores. Con ello demostrarían que son solo opositores de un signo y a medias. Esta represión, estos métodos, de los gobiernos y la policía, de la patronal y las “denuncias” de los burócratas sindicales nos atañen a todos porque se están violando derechos humanos y democráticos. Nadie puede ni debe permanecer en silencio.No puede haber más sorpresas anunciadas en el futuro. Es una cuenta pendiente que no es de hoy, sino una agenda fijada en las varias derrotas de los últimos años