En el día de ayer, el líder sindical se reunió con el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri para solucionar el tema de la recolección de basura, y camino a esa reunión tuvo una charla telefónica con miembros del gobierno nacional y del empresariado argentino, en el cual les señaló gráficamente que si siguen insistiendo con el tema de la libertad sindical, lo único que van a lograr es que los conflictos como el que se viene dando en Kraft (ex Terrabusi), se desarrollen a lo largo y ancho del país en forma diaria.
"¿Quieren libertad sindical? Ahí la tienen", habría afirmado ayer Hugo Moyano a varios interlocutores, en referencia a los dos hechos sindicales más trascendentes de la semana: el caos generado por la izquierda en la Panamericana por la derivación del conflicto en Kraft (ex Terrabusi) y el paro de los subtes, informa el diario Ámbito Financiero en su edición del día de hoy.El primero puede definirse como el problema gremial más grave desde hace muchos años. No tanto por el número de trabajadores implicados, sino por las derivaciones políticas que podría tener el tema en el mundo sindical. Desde la central que maneja el camionero, el desmadre de Kraft debería servir como ejemplo tanto para el Gobierno como para los privados, de la conveniencia de sostener una CGT fuerte y poderosa que contenga este tipo de conflictos laborales dentro de marcos respetables. El segundo es un viejo problema que mantiene la cegetista UTA con el Partido Obrero por la representación de los trabajadores de los subterráneos, tema que podría tener una derivación oficial en los próximos días.

Según la visión del camionero, si el Gobierno o la Justicia continúan avalando (como lo hizo ya la Corte Suprema), la formación de gremios afiliados o no a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), e independientes de la CGT, se sucederían casos como los de Kraft de las últimas semanas, y la disputa gremial y social subiría de temperatura hasta límites cercanos a los que se vivió en el país en 2001.
Siguiendo esta línea de razonamiento cegetista, los empresarios deberían agradecer tener que negociar anualmente las paritarias sólo con lo representantes de la gremial oficial, accediendo a los pedidos anuales, como único mecanismo para evitar sufrir situaciones como las que viven los dueños de la ex Terrabusi. Según la CGT, de avanzar la libertad sindical, la situación de Kraft se multiplicaría en sectores como el automotor, sanatorios privados, bancos y petroleras, donde los representantes de la izquierda dura tienen más posibilidades de crecer.
Ante la debilidad política en la que está sumido el gobierno luego de la derrota electoral del 28-J, no sería nada raro que se parara la libertad sindical y la personería gremial a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), promesas hasta el momento nunca cumplidas por el gobierno kirchnerista, debido sobre todo a las presiones de la CGT, en particular de los "Gordos" y de los gremios alineados a Hugo Moyano
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